Continuación:
“… Cuando comencé la segunda etapa de mi vida profesional, sentí que el lugar donde me hallaba de nuevo se había convertido en una especie de cárcel, estando en un permanente estado de nerviosismo e irritación (¿inadaptación a lo que ya conocía?), si bien hallé apoyo en una persona que aprendió a escucharme y a rellenar algunos de los huecos que tenía en penumbra…
… Fue una persona que durante dos años me ayudó a exteriorizar parte de mis angustias, convirtiéndose en algo más que una simple amistad, aunque, de nuevo, el enfrentamiento entre las expectativas internas y externas rompió por completo aquella unión…
… Con el fin de seguir cumpliendo las expectativas externas puestas sobre mí, dejé de disfrutar de la vida como hacía el resto para centrarme en alcanzar óptimos resultados que me permitiesen tener la posibilidad de elegir algo que fuese del agrado de mi entorno…
… Finalmente, todas mis renuncias por alcanzar esas expectativas externas tuvieron su fruto, obteniendo una carta que me permitía estar cerca de mi familia, circunstancia que, por supuesto, les agradó…”
Reproducción de un texto, en forma de carta, que he leído y guarda relación con alguno de mis pensamientos:
"Hijos míos, intentando educaros lo mejor que he podido ni he hecho, ni os he dejado hacer muchas cosas por el absurdo temor al que dirán. Ahora que voy a cumplir 75 años, me doy cuenta de que lo único que he conseguido ha sido poner barreras a mi felicidad y a la vuestra.
Espero que no me hayáis hecho mucho caso durante estos años… porque mis prejuicios, en realidad, no servían para casi nada."
Anónimo.
“… Cuando comencé la segunda etapa de mi vida profesional, sentí que el lugar donde me hallaba de nuevo se había convertido en una especie de cárcel, estando en un permanente estado de nerviosismo e irritación (¿inadaptación a lo que ya conocía?), si bien hallé apoyo en una persona que aprendió a escucharme y a rellenar algunos de los huecos que tenía en penumbra…
… Fue una persona que durante dos años me ayudó a exteriorizar parte de mis angustias, convirtiéndose en algo más que una simple amistad, aunque, de nuevo, el enfrentamiento entre las expectativas internas y externas rompió por completo aquella unión…
… Con el fin de seguir cumpliendo las expectativas externas puestas sobre mí, dejé de disfrutar de la vida como hacía el resto para centrarme en alcanzar óptimos resultados que me permitiesen tener la posibilidad de elegir algo que fuese del agrado de mi entorno…
… Finalmente, todas mis renuncias por alcanzar esas expectativas externas tuvieron su fruto, obteniendo una carta que me permitía estar cerca de mi familia, circunstancia que, por supuesto, les agradó…”
Reproducción de un texto, en forma de carta, que he leído y guarda relación con alguno de mis pensamientos:
"Hijos míos, intentando educaros lo mejor que he podido ni he hecho, ni os he dejado hacer muchas cosas por el absurdo temor al que dirán. Ahora que voy a cumplir 75 años, me doy cuenta de que lo único que he conseguido ha sido poner barreras a mi felicidad y a la vuestra.
Espero que no me hayáis hecho mucho caso durante estos años… porque mis prejuicios, en realidad, no servían para casi nada."
Anónimo.
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