MÁS QUE UNA ENFERMEDAD

A primera vista no me ocurre nada. No tengo dolores, ni fiebre. Sólo me sucede que vivo minutos eternos de lamento, segundos imborrables de lágrimas, horas llenas de rabia. Preguntas sin respuesta. Deseos de huir, noches sin dormir, ganas de rendirme, sensación de suciedad, desesperación, esclavitudes mentales.

Es duro aceptar la realidad, ver que las cosas no son como espero, que todo mi mundo se derrumba en un instante y, en ese instante, me siento tan frío como una piedra. No es sencillo vivir así, vivir con lágrimas en los ojos, con miedos constantes, con gritos ahogados, con angustia. Eso no es vivir, pero siempre hallo consuelo pensando que la vida continúa, que puedo tener fe en mí y ser capaz de derretir ese bloque de hielo, aunque luego ni me queden fuerzas para intentarlo.

Todos hemos llorado, todos hemos sentido miedo, hemos reído de felicidad, nos hemos enamorado, hemos perdido ilusiones y hemos ganado batallas. También hemos experimentado el dolor por estar solo.

Supongo que estas primeras palabras lo resumen todo. ¿Quién no se ha sentido alguna vez así?, ¿quién no ha pasado por ello? Yo he atravesado por todas esas sensaciones en demasiada profundidad y creo que aún sigo atravesando.

Más allá de estas tristezas y penas, hay estados de ánimo que se prolongan y profundizan el descenso del tono del humor, ponen en riesgo la salud y hasta la vida de quien los padece.

Son miles los detalles que me han conducido a esta situación. Granito a granito se fue construyendo una montaña que, al final, pudo conmigo. A esa montaña le puso nombre y apellidos un especialista médico: depresión.

Incontables han sido las veces que he dicho: “Prefería cualquier otra enfermedad antes que ésta”.

Muchos son los especialistas médicos que señalan que esa frase permite valorar la magnitud del tormento de la persona deprimida.

La depresión afecta a personas de todos los colores, razas, posición económica y edad. No hay duda alguna, soy parte de esas personas, aunque parezca vivir en circunstancias relativamente ideales.

Esta es mi historia y quizás existan muchas iguales, pero sólo los que la vivimos, sabemos cómo se escribe, por mucho que consultes libros o páginas web.

La mía aquí te la escribiré.


martes, 18 de marzo de 2008

Capítulo XXII de mi internamiento: “El hombre en busca de sentido”, de Víktor Emil Frankl, otro sabio consejo de “mi psiquiatra” (I)

¿Quién se arriesga a poner sobre el tapete una jugada de un calibre tal como recomendar la lectura de “El hombre en busca de sentido” de Víktor Emil Frankl a esta “calamidad” de paciente? Por supuesto, sólo podía osar “mi psiquiatra”, con su bendita y sabia inteligencia para “leer el juego” y ver delante a “un contrincante obsesionado” por los retos.

¿Y qué hacer ante una de mis mayores debilidades? Pues, recoger el testigo de tan hábil apuesta. Al fin y al cabo, lo máximo que podía llegar a perder era el tiempo, algo que me sobraba “tras aquellas horribles puertas”.

Con ingenua disposición a ganar aquella “timba”, busqué una solitaria silla en el “fumadero” y comencé a devorar las primeras líneas de aquel texto, mientras se desataba una cruenta batalla de reflexiones en mi cabeza.

"... Ninguna experiencia vital es comparable a la padecida por cualquier superviviente de un campo de concentración nazi, si bien extrañas similitudes parecían aproximar ambas situaciones: el encierro, la soledad, la lucha por la supervivencia, la ansiedad, la búsqueda de significado de la propia vida, etc...

... No viajé hacinado en el vagón de un tren, ni me despojaron de mis pertenencias (no mencionaré mi ordenador personal), ni rasuraron mi cabellera, ni siquiera un dedo marcó la dirección de mi destino, pero, “tras aquellas horribles puertas”, me resigné a ser uno más de tantos otros pacientes, abandonando cualquier esperanza de recuperación y autoimponiéndome la falsa condena de que mi camino de baldosas amarillas terminaría allí sus días...

... ¿Cuál era el propósito de “mi psiquiatra” con la lectura de semejante testimonio? ¿Hundirme, asfixiarme, dañarme o curarme? Sinceramente, con cada recorrido de una nueva página, agonizaba por la virulencia aparición de trágicas losas aletargadas en el baúl de los recuerdos...

... Mi ingreso en la clínica psiquiátrica me dejó en un estado de shock del que no lograba recuperarme, ni siquiera con las actividades, por no decir que viajar al complejo infierno de Auschiwtz acrecentó mis tribulaciones y agravó el halo de penuria que me acompañaba...

... Sin embargo, el trago más amargo estaba por llegar cuando percibí el furioso despertar de aquel gran fantasma que me lleva torturando desde la infancia, quien ahora se instauraba en un calvario de repulsivas sensaciones y, sobre todo, autodestructivas, mientras no paraba de gritarme “lánzate contra la alambrada” como si ello significase su definitiva evaporación...

...El relato de Víktor Frankl se parecía más a un elefante en una cacharrería por cuanto estaba removiendo en mi cabeza y por cuanto más sufrimiento me producían sus conclusiones de buscar un sentido a una vida que ya había dado por perdida y desahuciada, que al revulsivo que "mi psiquiatra" pretendía...

... Carecía del valor y de la fuerza necesaria para enderezar la senda de autodestrucción psicológica en la que me anclaba, debido a las innumerables fracturas con que contaban mi máximo pilar de apoyo (mi propia valía profesional). No era más que una sombra de lo que fui, un espejismo de lo que creí ser, un cero a la izquierda de muchos otros ceros...

... Ninguna lucha merecía la pena por cuanto ya había perdido..."



"... All around me are familiar faces... worn out places, worn out faces... Bright and early for their daily races... going nowhere, going nowhere... Their tears are filling up their glasses... no expression, no expression... hide my head I want to drow my sorrow... not tomorrow, not tomorrow... And I find it kinda funny... I find it kinda sad... The dreams in which I'm dying... are the best I've ever had... I find it hard to tell you... I find it hard to take... when people run in circles... It's a very, very mad world, mad world.... Went to school and I was very nervous... no one knew me, no one knew me... Hello teacher, tell me what's my lesson... look right through me, look right through me... The dreams in which I'm dying... are the best I've ever had... I find it hard to tell you... I find it hard to take... when people run in circles... It's a very, very mad world, mad world.... ("Mad world" de Gary Jules)

3 comentarios:

mas de mi que de... lirio dijo...

Comienzo a leerte... luego te cuento las sensaciones.
De los dos elegí este para comenzar a conocerte por una simple razón, yo de alguna manera he pasado por ahí... una depresión que comparada con lo que comienzo a leer seguramente no fue nada pero que se repite incontablemente. Pase quince días ingresada después de un intento de suicidio… en fin, solo quería que sepas que comienzo a leerte y que te doy la bienvenida a mi espejo con el corazón.

Alex Sual dijo...

Muchas gracias, Lirio...
Quizás nunca puede decirse que es un alivio saber que existen personas que han vivido situaciones similares, porque, en el mundo de la enfermedad del tipo que sea, la propia es la más dura y cruenta que podemos ver.
Sin embargo, es grato saber que puedes encontrar manos amigas en las que apoyarte y dar pasos más seguros en este camino hacia la salida del túnel...
Un saludo

mas de mi que de... lirio dijo...

Ando escasa de tiempo, mi vida ha dado un buen giro y la realidad me deja sin respiro... casa, trabajo, hijo... a ver si el fin de semana sigo... siento tomar tus palabras a cuenta gotas pero eso para mi es mejor que nada.
Cuenta conmigo.
Besos